
Saltaron y jugaron con ellos.
Los de tercero de infantil intentaban quitarles la pelota todo el tiempo.
Y los mayores no se dejaban, pero en ocasiones les hacían sacar el mejor futbolista que llevan dentro, je,je.
Otros preferían estar jugando con la cama elástica.
Y había que controlar muy bien la fila y los tiempos, pero lo hacían de maravilla.
Al final una experiencia divertida y para repetir.
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